Él es el dios Nanahuatzin y es parte de la cosmología Azteca, legado y raíz cultural de México. La leyenda cuenta que Nanahuatzin no vaciló ni un instante, fue humilde y valiente, con honor ofreció su cuerpo que se convirtió en el quinto sol para que la vida continuara en la tierra.

En San Luis Potosí elegimos a Nanahuatzin como el símbolo de la donación altruista de órganos y tejidos para trasplante por ser parte de nuestra cultura y por su acto generoso y desinteresado semejante a la decisión de donar para salvar vidas a través del trasplante.

Éste símbolo representa una decisión valiente, una decisión que da vida. También representa la disposición para que otros tengan una nueva oportunidad: la decisión de donar con la que se renueva la esperanza de personas que aguardan el trasplante que les devuelva la salud.

En donde veas este símbolo hay un HÉROE que brindó una segunda oportunidad de vida a quienes lo necesitaban.

La Historia del Quinto Sol

Veintiséis años después de la creación de la Tierra, los dioses decidieron crear un nuevo sol. En el año 13-Ácatl en Teotihuacán, una asamblea de dioses se llevó a cabo ordenando ayunos y sacrificios, se preguntaron quién se haría cargo de iluminar el mundo.

Dos dioses se ofrecieron. Uno era soberbio, llamado Tecuciztécatl y el otro era humilde, llamado Nanahuatzin. Durante cuatro días alrededor de una hoguera ambos hicieron penitencia y realizaron sacrificios sobre los dos promontorios de las pirámides del Sol y de la Luna. Todo lo que Tecuciztécatl ofrecía era precioso. Mientras que Nanahuatzin ofreció cañas verdes, bolas de heno y espinas de maguey.

Cuatro días se mantuvo el fuego, a la medianoche del último día programado para la creación del nuevo Sol, ambos dioses se reunieron alrededor de una gran hoguera preparada para la próxima cremación de los dos dioses; la finalidad era transformarse en estrellas brillantes. El resto de los dioses pidieron a Tecuciztécatl arrojarse primero; él intentó lanzarse a la hoguera cuatro veces y en las cuatro se arrepintió. Entonces, como no era permitido realizar un quinto intento, los dioses le dijeron a Nanahuatzin que lo intentara, él inmediatamente cerró sus ojos, se arrojó valiente y decididamente al fuego. Tecuciztécatl al ver el valor de su compañero, se arrojó también.

Después de que ambos fueron consumidos por las llamas, los dioses se sentaron bajo el cielo enrojecido y esperaron el nacimiento del Sol. Los dioses no sabían en qué dirección saldría, sólo Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, predijeron que Nanahuatzin convertido en Sol nacería por el oriente. Así fue, radiante y resplandeciente apareció en el oriente un imponente Sol.

Si quieres conocer más acerca de esta leyenda puedes iniciar siguiendo este enlace

-> https://es.wikipedia.org/wiki/Nanahuatzin

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